lunes, 27 de junio de 2011

Resumiendo la primer mitad del año…

…podríamos decir que, nuevamente, el semestre fue malo. El equipo tenía 3 objetivos para la primer mitad del 2011, o mejor dicho 3 opciones. La primera, que por supuesto involucraba a las otras dos, era salir campeón. Se armó el equipo para salir campeón, o bueno, eso salieron a decir, como todos los años, el presi y vice allá por febrero. La segunda opción era pelear el campeonato, o sea, terminar entre los 3 primeros, con la idea de aunque sea molestar al campeón. Y tercero, clasificar a la copa Sudamericana, que claro, con un buen campeonato se lograba tranquilamente (ni hablar con el cupo extra que finalmente hubo por la promoción de River). Pero ninguna de estas 3 metas se pudo cumplir.

El equipazo de verano que a base de solidez y buen juego se comió a los grandes duró tan solo eso, el verano. Comenzó el Clausura y todo cambió. Al carajo con el 4-4-2, Román a la cancha, cambiamos el 5, lo ponemos al nuevito y caro en cualquier lugar, armamos una defensa cualquiera y vamos. Claro, no se tuvo en cuenta que en la primer fecha el rival era Godoy Cruz, rival jodidísimo, y como una trompada de KO el 1-4 acabó con el sueño de comenzar, de una buena vez, ganando un primer partido de torneo.
El equipo había cambiado prácticamente todo el medio y el cambio se notó. Nada que ver al amor de verano, y aunque no se había jugado tan mal ese partido en particular, estaba claro que al equipo le faltaba mucho.
Luego la victoria con Racing en la segunda fecha, medio que acomodaba las cosas. Se volvía al 4-4-2, y con un juego medio mezquino, pero no por eso inútil, el equipo ganó el clásico por un gol raro de Mouche.
Más tarde llegaría el empate con All Boys de local, partido que era fundamental, más que nada por los dos rivales que se venían. Derrotas con Velez y San Lorenzo, ambas de visitante, ambas 1 a 0.
En ese momento, Boca tenía un partido fundamental. Ese partido que define cosas, si lo ganas, aun lejos en la pelea, era posible soñar, porque sabemos lo irregular que es el fútbol Argentino de hoy en día, si lo perdés, fuiste. Partido de local con Olimpo de Bahia Blanca. Derrota, dando pena 0-2. Tremenda derrota de local (otra) y chau a todo, así de rápido, con tan solo un cuarto de campeonato jugado ya nos despedíamos del título.
Luego la victoria en Santa Fe ante Colón con una genialidad de Riquelme. Ah si, volvimos a jugar, y con él se ganaron dos partidos muy importantes. Éste con el Sabalero y de local (por fin) con Estudiantes. Gol de tiro libre de Román y en la agonía del partido el tanto de Lucas Viatri para el 2-1 a los 47 del ST.


Al siguiente domingo, la parada era brava, tal vez la más brava después de la seguidilla Fortín-Ciclón: Lanús de visitante. Derrota 0-2, y tal vez el peor partido de Boca en el torneo. Aburrió por demás, y se llevó lo que se merecía.
Más tarde otra vez perdió puntos de local al empatar con Tigre 3 a 3 -jugando los peores 15 minutos de la historia del fútbol mundial. Sí, no exagero, no hubo nada comparado al cuarto de hora que pasó entre el 1º y el 2º gol de los de Victoria-
3 a 0 demasiado fácil ante el Globito del Tito Pompei que ya comenzaba a despedirse del fútbol de primera y otro empate de local ante el Rojo en un partido por demás ganable.
A esta altura la cantidad de puntos que se habías desperdiciado de local eran muchos, la distancia con los de arriba era demasiado amplia y ya solo aparecía como opción el entrar a la Sudamericana, pero para eso había que ganar, jugar mejor y como base, encontrar el equipo. Cambios todos los partidos, cambiaban nombres, esquemas… ¡llegamos a jugar varios partidos con línea de 3 de nuevo!


A decir verdad, a partir de ese momento, Boca comenzó a jugar, podríamos decir, a otra cosa. Cuando ya no existía la presión de tener que ganar el campeonato, ya estaba más que claro que iba a ser para Velez o alguno que lo moleste, la cosa cambió. El Xeneize no fue ampliamente superior al rival, pero si marcaba una diferencia. Tenía más la pelota, conseguía ratos de buen fútbol, y aunque no eran miles las llegadas, también había oportunidades a favor.
La fecha 13 nos ponía enfrente a un rival directo: Argentinos. Gran partido y gran triunfo 2 a 0 allá en esa caja de fósforos que es el Diego Armando Maradona. Martín que luego de una tremenda sequía continuaba su mini racha de goles (rompió el maleficio con Huracán) y llegaba de la mejor manera al Superclásico.
Y aquí el stop obligado. Porque era otro campeonato el que se jugaba ahí. Este superclásico venía demasiado cargado. Con River en zona de promoción, y el último recuerdo del 0-1 con ese cabezazo de Maidana, este partido tenía condimentos extras, como por ejemplo, que era el último superclásico de Palermo, entre otros.
Por suerte o por que lo que sea, Carrizo se mandó un macanón y nos dio de arriba y sin siquiera patear al arco el 1-0. Y a los 5’ de la cagada del arquero de la selección, el eterno Titán marcaba un hermoso gol de cabeza por arriba del 1 millonario… el último regalo del 9 para el hincha de Boca, que esa tarde lloró de alegría al superar a su eterno rival, en nuestra casa y con gol del más grande.

El empate con Arsenal, otro partido fundamental, no sirvió para mucho. Luego la victoria tranquila de local ante Newell’s (1 a 0, tampoco es que le pintamos la cara…) y ahí que aparecía esa tercera opción que era, al no poder ser campeón ni pelear el campeonato, el clasificar a la copa. Venían 3 partidos accesibles, muy accesibles. Había que sacar 7 puntos por lo menos. Quilmes de visitante no es el Barça en el Camp Nou, Banfield de local no es el Manchester Utd y Gimnasia en la última, era, digamos la verdad, papita pal loro.
La copa estaba a la vuelta de la esquina, es verdad, se tenían que dar algunos resultados, pero ya lo dije, campeonato irregular, acá cualquiera pierde puntos con cualquiera, solo hay que saber aprovechar las ocasiones. Bueno, Boca no supo hacerlo, y por tres empates consecutivos quedó a tan solo 1 punto de la clasificación a esa Copa que hasta hace no más de un par de años, ni nos importaba clasificar.

ESTO ES UN FRACASO. Sí, eso se llama Fracasar. Cuando te pones objetivos y no los cumplís, el resultado es un fracaso. Más todavía cuando son varios los objetivos, y dos de ellos ni siquiera te exigen el título. Boca desilusionó nuevamente, y solo que por el hecho de no ser tan horrendo como otros o como nosotros mismos en los anteriores 4 campeonatos, todo parece taparse. Se sabe que Boca está para más, que el escudo pide más y la camiseta pide más. Para el próximo torneo se pondrán sobre la mesa exactamente las mismas 3 opciones para lo que depare el Apertura. El primer objetivo será ganarlo, se armará (eso imagino) el equipo para hacerlo. Se reforzará donde haga falta, se venderá quien no haga falta y se traerá a quien si lo haga. Y se saldrá a ganar un campeonato, con la oportunidad de tener nuevamente la segunda opción de no ganarlo pero sí pelearlo, para lograr el objetivo final, el más importante para el próximo semestre: La clasificación a la Copa Libertadores.

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